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MÚSICA SIN GÉNERO

Escrito por: Adriana Rubiano


Foto tomada de: (danzeria.com)


Fue en el 2016 cuando Tatiana Álvarez decidió travestirse de hombre, convirtiéndose en Matt Mset para incursionarse en el mundo de la música electrónica, renunciando a su sensualidad para evitar ser sexualizada y así tener un reconocimiento a nivel global. En un inicio perdía ofertas de trabajo por el simple hecho de ser mujer, algo que claramente no podía controlar.


“los productores oyeron la mezcla y dijeron que me iban a contratar, pero cuando mi representante les dijo que yo era una chica dijeron que, a la mierda, que había llegado donde estaba por cómo vestí” dice Tatiana en Pikara Magazine.


Para nadie es un secreto la magnitud de situaciones de discriminación, abuso y todo tipo de acoso por las que tienen que pasar millones de mujeres cada día y claramente dentro de la industria de la música, una escena que presume ser tan progresista; la de la escena electrónica no podía ser la excepción. A pesar de ser un espacio contra cultural de gran impacto y de ser aquel símbolo utilizado por miles de personas para la difusión de igualdad e inclusión por su procedencia Underground, irónicamente el género femenino sigue siendo ignorado y descaradamente objeto de toda clase de actitudes, comentarios y momentos retrógrados evidentemente negativos.


Foto tomada de la página oficial del Freedom


Desde sus inicios las mujeres se han encargado de crear su propio espacio en este campo musical, así mismo, se han popularizado por sus grandes estilos y magnificas creaciones, sin embargo, esto no es gracias a las industrias, productoras y comercializadoras, a través de la larga historia que tiene la música electrónica a la mujer se le ha dado la espalda, dejándola a la sombra del hombre y en su mayoría sin reivindicación alguna. En un principio las oportunidades son mínimas y durante el camino las intimidaciones tanto físicas como psicológicas nunca faltan.


Else Marie Pade (primera compositora de música electrónica), Clara Rockmore, Delia Derbyshire, Lurie Spiegel y Annie Mac son algunos ejemplos de mujeres inmensamente talentosas pero que decepcionantemente no recibieron el reconocimiento que merecían, de esto debemos darle las gracias a nuestro querido patriarcado, que hasta los años 70´s se encargaba de prohibir radicalmente el ingreso de ellas a cualquier lugar de producción. Durante las diferentes fases que ha tenido el género, ayudaron a crear el estilo que conocemos y disfrutamos tanto hoy en día, con composiciones y sonidos simplemente emblemáticos, a partir de unas experimentadas creaciones que en muchas ocasiones eran trabajos incomprendidos por la época, pero que marcaron la escena mundial. Producciones que miles de fanáticos y creadores deberían escuchar y así entender sobre la verdadera esencia pura de este maravilloso mundo musical.


A pesar de esto, siempre hay espacio para las excepciones y no debemos generalizar tan radicalmente, en la actualidad el impacto que han logrado las mujeres es mucho mayor que el de cualquier otro momento de la historia, ahora tienen una mejor repercusión a nivel mundial gracias a nuevas oportunidades dentro de la industria. Sin embargo, la escena sigue muy atrasada, un claro ejemplo es cuando en 2018 en el escenario principal Tomorrowland, uno de los más importantes festivales del mundo, tan solo participaron cuatro mujeres de 64 artistas y en la mayoría de eventos la situación es similar, pues, la cifra de intervención es menor al 10%, uno de los porcentajes mas absurdos de la historia de la música.


Ilustración tomada de: Magnet


Por el otro lado de la moneda, están las fanáticas, aquellas que gozan de los sets en su máxima expresión, las que se disponen a asistir a cualquier festival con tal de ver a sus artistas favoritos, pero también son quienes han sufrido del constante acoso y actitudes sexistas en los diferentes eventos, claro, es un espacio de “vulnerabilidad”, son lugares donde el alcohol y las drogas predominan. Pero, ¿de quién es la culpa? del tema se habla mucho y se hace poco, la falta de conciencia por parte de los organizadores es evidente, nadie piensa en esta situación antes de realizar un evento, las medidas de precaución y cuidado son nulas, no crean herramientas para generar confianza y defender los derechos de la mujer en momentos así. Como consecuencia, se crea un fuerte sesgo entre el género musical, las mujeres y todo aquel movimiento que defienda sus derechos, además que las entusiastas y apasionadas por la electrónica y sus fiestas dejan de concurrir por miedo.


Pese a ello, han existido importantes propuestas como lo es “no estas solx” de la plataforma Bogotá exotérmica, la cual está en búsqueda de trabajar con apoyo psicológico y jurídico a todas aquellas personas víctimas de violencia o acoso sexual en espacios dentro de la escena, una acción coherente con el origen y la raíz social y cultural de la música electrónica. Es allí donde se evidencia el tamaño de esta problemática, pues, miles de mujeres se han unido a la propuesta haciendo denuncias públicas de sus experiencias de todo tipo de hostigamiento y abuso por parte de integrantes de bandas, productores, socios y fundadores. Un ejemplo de esto, es la denuncia penal hacia el DJ Hernán Cayetano por la

presunta violación de una mujer en el año 2016


Foto tomada de: Instagram exotermicabogotá


Igualmente, la reconocida Dj Rebekah ha sido un símbolo para la lucha contra el acoso y todo tipo de agresión sexual, ella en búsqueda de crear una escena más consiente compartió en su perfil de Instagram el inicio de la campaña #forthemusic para eliminar aquellos comportamientos misóginos.


«Hemos perdido nuestros trabajos, nuestras carreras, nuestra credibilidad y nuestra reputación al hablar alto y claro. Nos han tildado de seres promiscuos que merecen violencia, nos dicen que nuestros cortes y morados no significan nada si se dirigen a aquellos con caras dulces y muchos seguidores. Hasta aquí. Lo hemos intento hacer de manera privada y hemos visto que no nos han escuchado», dice Rebekah.


Foto tomada de: Instagram djrebekah


Finalmente, necesitamos responsabilidad por parte de todos los agentes que pertenecen a la escena, es necesario repensar como se maneja la fiesta, la música electrónica es un espacio maravilloso y no se debe ver opacado por este tipo de comportamientos sexistas y discriminatorios. Tomar el ejemplo de festivales como Coachella que introdujo medidas frente a esta problemática como ofrecer baños para hombres, mujeres y personas de todo género, Código de Conducta, la política de acosos y demás. Es de vital importancia reconocer la responsabilidad social de los abusadores, imputar de manera oportuna a todo aquel que tenga culpabilidad frente a cualquier acto que denigre, sin importar el estatus que permite un abuso, que lo motiva y lo alaba, así mismo en caso de estar presente en una situación de estas se debe intervenir para detener la conducta lo antes posible, apoyar a toda aquella que hable y actuar de acuerdo con los deseos de la víctima.


 

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