ESCRITO POR: JUAN DAVID OTÁLORA
Artículo de opinión.
Para nadie es un secreto que la música electrónica y el techno en específico, han tomado vigor y protagonismo en los últimos años. Para muchos quitándole ese purismo y misticismo que tiene el techno y sus subgéneros allegados; teniendo la mayoría un concepto erróneo, piensan que para ser mejor deben ser más “caletos”, pero la realidad es que nada tiene que ser más underground para ser mejor, sencillamente la gente está conociendo más los géneros y esté es el verdadero poder de la electrónica.
Su popularidad ha hecho que en los últimos 7 años todas las escenas latinoamericanas tomarán una fuerza enorme, donde prevalece el amor por la música, la moda, el respeto, los festivales a grande escala y una cultura raver sin igual. Siempre he creído que la música es para llegar a las multitudes y es un efecto en cadena lo que logra en sí.
Sin embargo, no todo el populismo y lo mainstream resulta bueno para la escena, dado que hay un gran porcentaje de personas que se han sumergido en este mundo de la electrónica por el simple ocio y la “libre expresión y aceptación” que hay entre los parches a situaciones externas, como las drogas, el exceso, la vida de fiesta y otras cosas que desvían el verdadero sentido y razón de la música electrónica. Aquí se viene es a disfrutar buena música, saber y conocer los artistas que interpretan cada CDJ o sintetizador, el público culto musicalmente y respetuoso entre sí; siendo esté el verdadero sentido raver.
En la fiesta se escucha murmurar comentarios como: “El techno se volvió una moda” y yo me pregunto ¿Qué acarrearía ser moda a un género con tanto poder como el techno? Se podría convertir en un rock conocido mundialmente o un pop sin llegar a generar controversias. Tan solo miremos el poder y los sentimientos que nos genera el bajo al momento de oír un track que reconocemos gracias al amor que le tenemos a la música, o saberte quienes son todos los artistas de un line up de dicho festival dado a tu conocimiento de la escena mundial.
Sería genial que cada día inculcáramos esa idea de una cultura raver sobresaliente, mejorando todas las cosas malas que tenemos como comunidad y sociedad. Que la gente nueva que entra a la escena entienda que todos estamos aquí por amor y conocimiento a la música y no por moda. Y sí fuese así, la moda hizo que se enteraran de un mundo que era para pocos, pero que merece ser para muchos.
